Es frecuente que en las familias empresarias
no solamente forme parte de su patrimonio la empresa que fundaron, sino que con
los beneficios generados en la misma paralelamente se hayan ido creando otros
patrimonios familiares. El Consejo de Familia, como representante de todas las
propiedades de la familia empresaria tiene también como función esencial cuidar
y engrandecer el conjunto del patrimonio familiar[1].
En nuestra cultura latina es habitual ver
como las familias empresarias ya en primera generación crean patrimonios
familiares anejos a las empresas de la familia y en no pocos casos de mucho más
valor. También resulta sorprendente como en las familias empresarias latinas (a
diferencia de las de cultura anglosajona) tienden a mantener la empresa
familiar en manos de la familia en tanto que fragmentan entre las distintas
ramas familiares un patrimonio de los padres de mucho más valor. Creo que ello
es un gran equívoco cultural. Mantener la propiedad familiar en común es una
apuesta de futuro que permite un mayor y más rápido desarrollo de la riqueza
familiar. Por otra parte, toda propiedad familiar mantenida en común hace
sentir a cada miembro que es constituyente de un colectivo unido por una
historia y un legado que desea engrandecer y transmitir a futuro a sus hijos.
El Consejo de Familia tiene la
responsabilidad ética de concienciar a la familia empresaria sobre la importancia de, en la medida de los posible, mantener unido y acrecentar todo aquel patrimonio familiar que en gran medida
se ha hecho gracias a los beneficios generados en la empresa familiar.
Normalmente en nuestras culturas latinas los
patrimonios familiares creados en vida de los fundadores suelen ser de tipo
inmobiliario; es decir, muy poco o nulamente diversificado, por lo que si bien
en un principio dicho patrimonio puede tener un gran valor, no son fácilmente
convertibles en liquidez, hecho éste que desmotiva a algunos herederos a
implicarse en su continuidad. Sin embargo esta opción de fragmentar el
patrimonio de los padres (normalmente a partes iguales entre los hijos) no
siempre es la más recomendable.
Para empezar, hay que decir, que cuando el
patrimonio de los padres es considerable, unido y bien gestionado permite
generar mayores beneficios que fragmentado. En segundo lugar, hay que decirles
a los herederos que al igual que están concienciados en profesionalizar la
empresa familiar y mantenerla unida, del mismo modo se animen a mantener unido
y a profesionalizar la gestión del patrimonio común, ya que ello les permitirá
hacerlo más
rentable y atractivo para todos sus herederos.
[1]
Nogales Lozano, F. “La Familia
empresaria. Aprenda a diagnosticar sus déficits y potencialidades”. Op.
cit. En este texto, en su capítulo 5: “El
patrimonio familiar como resultado de la capacidad de la familia empresaria
para generar, a través de la empresa familiar, riqueza para sus miembros”,
desarrollo ampliamente en los distintos aspectos de gestión de los patrimonios
familiares y el papel que en ellos juegan los consejos de familia.