Como no podía ser de otro
modo, es hora de ya de dedicar una entrada al nombre de nuestro blog “Empresas
Familiares y Economía”. Y quiero hacerlo a través de las palabras que el Doctor
Jesús Huerta de Soto ofrece a las familias empresarias en su estímulo porque
éstas se adentren en el conocimiento de la Economía. Y la mejor forma de
hacerlo es compartiendo con vosotros el Prólogo que escribió para nuestro libro
“LA EDUCACIÓN ECONÓMICA DE LAS EMPRESAS FAMILIARES. Desde la perspectiva de la Escuela Austriaca de Economía”. Libro
que os invito a leer pues está escrito por prestigiosos economistas españoles y
argentinos, los cuales comparten de manera complementaria su interés por la
docencia, la investigación y el asesoramiento empresarial.
Os
dejo con el Doctor Jesús Huerta de Soto.
Fernando Nogales
El presente libro que tiene
en sus manos es tal vez el primer libro que se escribe sobre formación
económica desde la perspectiva de la Escuela de Economía Austriaca dirigido a
familias empresarias.
Las empresas familiares por
su idiosincrasia innata comparten con la Escuela de Economía Austriaca muchos
de sus principios teóricos. Para comenzar, la familia es vista como institución
social emprendedora; su concepto y actitud hacia el ahorro es valorado como
base fundamental de toda económica real; su apuesta por el largo plazo permite
crear estructuras y dinámicas económicas más estables; por su propia mentalidad
tiende en sus relaciones tanto familiares como empresariales a buscar modelos
espontáneos de cooperación social alejados de intervencionismos públicos; otro
tanto puede decirse de su apuesta por los mercados libres como escenarios
idóneos para hacer sus intercambios comerciales; les gusta respetar los
contratos y cumplir la palabra dada; tienden a utilizar los recursos propios
como medios de capital para producir más riqueza; respetan y defienden la
propiedad privada; etc.
Sabemos también que las
empresas familiares soportan y resisten mucho mejor las crisis económicas, pues
están menos endeudadas; tienen un trato más directo y personalizado con sus
mercados clientes con los cuales hay una fidelidad mutua que les permite una
más rápida adaptación en las recesiones económicas; incluso en dichas crisis
económicas sus reestructuraciones de personal son mínimas comparadas con las
empresas no familiares. ¿Alguien se imagina en la actual recesión económica en
Europa y en España, cuáles serían las consecuencias sociales sin la existencia
de las empresas familiares?
Sin embargo, se da la
paradoja de que el modo que tienen de entender las empresas familiares las
dinámicas productivas y de la economía, justamente están en las antípodas de
las que se enseñan en la mayoría de la Facultades de Empresariales y de
Económicas actuales. Hoy el mainstream
académico es absolutamente Keynesiano. Para empezar, no cree en la iniciativa
emprendedora, más aún, estigmatiza la figura del empresario; en vez de
incentivar el ahorro como base de un consumo o inversión sana, incentiva el
endeudamiento; entiende el funcionamiento de los mercados como escenarios que
han de ser fuertemente intervenidos por los gobiernos, como única forma de
garantizar su normal funcionamiento, pues para dichos gobiernos, sólo existen
los “fallos del mercado”, nunca existen “fallos del estado”; etc.
Pero en los países en los que
se han ido imponiendo académicamente estas teorías económicas, las consecuencias
están a la vista. Una fortísima caída del espíritu empresarial; altas tasas de
paro; aumento imparable de los impuestos; elevados índices de deuda tanto
privada como pública; ciclos económicos auge-recesión cada vez más frecuentes e
intensos, lo que provoca ingentes quiebras de empresas incapaces de prever sus causas
y consecuencias; etc.
Con este modelo económicos
keynesiano no pocos empresarios familiares han visto como sus hijos se iban
desmotivando por la continuidad de la empresa familiar. En unos casos por pura
estigmatización ideológica de la figura del empresario transmitida desde la
infancia en la educación pública; en otros, por las altas tasas impositivas que
frenan mayores esfuerzos; en otros casos por las permanentes reglamentaciones
abusivas y no pocas veces contradictorias que aumentan artificialmente los
costes de producción; etc., los hijos acabaron creyendo que era mejor buscar un
empleo en la Administración Pública.
Ahora esos hijos ni están preparados para trabajar en sus empresas, ni el
estado les aporta esos empleos.
Necesitamos con urgencia
modelos económicos menos intervenidos, que permitan que en la sociedad surja el
espíritu empresarial; la motivación por el
beneficio como medio más eficaz para seguir invirtiendo; necesitamos que
los mercados vuelvan a ser libres para que adecuen la oferta a la demanda, la
más eficaz fórmula de coordinación social desde el respeto a las libertades
individuales; etc. En una palabra, necesitamos las suficientes condiciones de
libertad individual y de calidad institucional para que emerjan, no sólo los
generadores de riqueza (los empresarios), también la riqueza, creatividad y,
deseos de cooperación e intercambio que todo ser humano llevamos dentro.
La Escuela de Economía
Austriaca, parte de la idea de que en la acción humana está la base de todo
objetivo de mejora (nos movemos para mejorar en algo una situación dada); que
en dichos objetivos de mejora reside la impronta emprendedora existente en todo
ser humano; la cual, cuando se dan las suficientes condiciones de libertad de
mercado en ellos emergen los espontáneos deseos de cooperación y coordinación
social. La empresa, el mercado, la familia, el dinero, la propiedad privada, los
acuerdos libres convertidos en leyes, etc. son instituciones sociales resultado
de ese libre interaccionar de los individuos, las cuales han llegado hasta
nosotros porque han demostrado ser más
eficaces en proporcionar de manera pacífica respuesta económica a las ingentes
necesidades humanas. La clave, por tanto, para medir la salud de una economía,
reside en el protagonismo que en ella tienen directamente las personas que
actúan; pues son las personas las que mejor conocimiento tienen de sus
necesidades reales y quieren sentirse libres para encontrar sus propias
soluciones.
Las empresas familiares por
su propia idiosincrasia llevan muchas décadas nadando contracorriente, y sin
embargo tienen todo el derecho a sentirse orgullosas de su proceder… y de saber
que existen teorías y escuelas económicas (muy en concreto la Escuela de Economía
Austriaca), que tienen articulado, conceptual y metodológicamente, los modelos
económicos con los que las familias empresarias, sin saberlo, intuitivamente fundaron
y engrandecieron sus empresas familiares.
Por tanto, animo a todas las
familias empresarias a leer con sumo interés el libro que tiene en sus manos.
Jesús Huerta de Soto